La seguridad tiene una contracara ingrata… el aburrimiento.
El jugártela por una pareja tiene un peligro… que te rompan el corazón una y otra vez!
El armarte de mil corazas y vivir aislado, tiene un gran enemigo… convertirte en un ermitaño y que nada te conmueva, ni el acto más sublime de entrega y de amor.
El tener un trabajo seguro tiene una tendencia… que te estreses, que te alejes de tu misión en la vida con tal de comprar ‘’eso que te falta’’ y de esta forma te ‘’faltes’’ a vos mismo.
El ser emprendedor o que te lances libremente a trabajar, tiene un miedo recurrente… el vivir en la incertidumbre.
El no tener una misión en la vida tiene una condición… ir gastando tu valiosa energía en situaciones, personas, trabajos que no te construyen ni aportan, socavando así, a la acción más pura: la misión de tu esencia.
El no tener libertad te coarta la existencia…
El tenerla, a veces se torna abrumadora y hace que nos desequilibremos.
El generar lazos y vínculos afectivos, tiene un precio…. requiere de tiempo y de cuidados Con altas posibilidades de que te hieran y que te lastimen, involuntariamente quizá… Aun habiéndote entregado desinteresadamente al vinculo.
El no generarlos tiene un precio aun más alto… que vayas secándote de a poco, como una hoja en otoño hasta que mueras y nadie te atesore como un dulce recuerdo en su corazón.
El tener hijos tiene un alto precio…. Que tu vida quede en un segundo plano.
El no tenerlos tiene otro… que quizá nunca sepas lo que es el verdadero amor, entrega y devoción hacia otro ser humano.
El tener seguridad económica tiene un peligro poderoso y dañino… que te solo te identifiques en la soberbia y el ego, alejándote así de la compasión innata que hay en vos; por todo lo vivo, por el pulso y la energía del todo y por la sabiduría infinita que alberga tu corazón.
El no tenerla en cambio, puede llevarte a repetir la noche más oscura del alma, una y otra vez, quizá sin retorno…
Estar saludable física, mental, emocional y espiritualmente requiere de un arduo trabajo diario; trabajo que requiere altos estándares de calidad y de costos, entre ellos terminar con relaciones toxicas, aun las más cercanas! Tomar conciencia acerca del entorno, del cuerpo, de los pensamientos…
Nuestra mente dual nos va a hacer ver las cosas como malas o buenas, como dolorosas o amorosas, como tristes o felices… y se trata de buscar lo bueno en lo malo, lo afortunado en el infortunio, el amor en el dolor para integrar tanta polaridad. Es en la integración donde podemos sentir el amor.
Samy Otero – 10/04/19